jueves, 19 de mayo de 2016

La Mamá en el turismo



Madre y mujer, ocupa el espacio de mayor porcentaje dentro de la actividad turística y la aviación comercial. El día de la Madre, que se conmemora el 27 de mayo, es una fecha que merece el mejor testimonio y la mejor ponderación.

Más allá de recordar todos los momentos dolorosos y tristes por los que, a causa de la ignorancia del hombre, han tenido que pasar las mamás en su rol de mujeres a través de los años, no existe mejor reconocimiento que abrir nuestra mente y nuestro corazón para reverenciarla hoy y siempre por su valor intrínseco.

No existen palabras lo suficientemente hermosas ni elocuentes para expresar nuestros sentimientos para el día de la Madre

A pesar de nuestra vanidad intelectual, los hombres jamás entenderemos con exactitud todo lo que significa ser Madre, menos lo que implica ser portadora de la vida y guardián de la auténtica naturaleza humana; difícilmente dejaremos de asombrarnos ante el misterio físico y espiritual más grande de todos: Ese grandioso milagro natural que contiene y protege a la vida misma en sus propias entrañas, y que después, sin egoísmo, sino como el acto más puro de amor, se desprende de dicha vida que con tanto fervor cuidó en su interior, para permitir el nacimiento de un nuevo ser de la luz, una nueva persona, igual que sus Padres, pero a la vez distinta; un nuevo ser humano que abrirá los ojos y se valdrá por sus medios en el instante preciso en que lo exijan los designios y tiempos perfectamente coordinados del universo.



La Mamá, fuente de la vida, que se convierte en el seno del ser humano con la alegría y con los dolores de parto de una experiencia única, la que te otorga, solo a ella, como Mujer, la incomparable oportunidad de mostrar al niño recién nacido la primera gran sonrisa del Ser Supremo que le transmiten sus manos y que refleja su mirada; esas primeras caricias de madre que se transforman de inmediato en un regalo único e irrepetible para cada uno de sus hijos, a quienes solo ella entiende y sabe cuánto ama; ese mismo regalo que le hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, y punto de referencia en el posterior camino de la vida.

Solo su gran corazón de mujer le permite saber intuitivamente que ese hombre, cuando por fin descubre la inmensidad de su ser y lo valora como tal, se consagra también a ella libremente, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio del amor mutuo y de la vida, con base en el respeto, en la amistad y en la confianza para integrar una nueva familia.
 
La Mamá que participa en todos los ámbitos de la vida del turismo, la aviación comercial y todos sus escenarios, mediante la indispensable aportación que da a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del fortalecimiento del ser humano, a la edificación de estructuras económicas y políticas más llenas de humanidad.



Es la Mamá que a diario sirve de ejemplo a los hombres que viven en la oscuridad y en la arrogancia, pues solo ella se abre con docilidad y fidelidad al amor de sus semejantes, ayudando a toda la humanidad a vivir mejor, empezando por ella, sin esperar recibir algo a cambio, pues lo hace desinteresadamente.

Por eso y más destacamos a la Mamá, ¡Por el hecho mismo de ser Mujer! Pues con la intuición propia de su ser enriquece la comprensión del mundo y contribuye a la plena verdad de las relaciones humanas.

La flor de la kantuta es la flor de Bolivia. Roja como sangre, amarilla como el sol y verde como la esperanza. Tiene en su origen: sangre, color de labios de mujer, beso de amor. (JRC)


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