Por Julio Ríos Calderón
Andrés Canedo
Novela intensa y amorosa del escritor Andrés Canedo. “La estupenda arquitectura y el armonioso ensamblaje de cada uno de los componentes temáticos y discursivos hacen de “Pasaje a la Nostalgia” una historia de amor como símbolo trascendental, intensa, enfática y asombrosa que nos conmueve y apasiona”.
Andrés Canedo de Avila -escritor, director de teatro y médico-, por intermedio de 485 páginas, con su obra “Pasaje a la nostalgia” (segunda edición Grupo Editorial Kipus, Cochabamba, 2016), pone al desnudo lo real a través de una amorosa perspectiva de un hombre y una mujer enamorados y distanciados por intermedio de la grandeza de lo inevitable. No asoma ninguna pérdida en la relación humana de dos seres, aparece sí la ausencia de alguien que se fue merced a los designios divinos.
Escribe Canedo “Sentí el perfume de Mariana en mi cuerpo, en las sábanas, en toda la habitación. Mi vista se fijó en la puerta, allí donde habíamos intentando engendrar la eternidad y percibí, con angustia, que ya estaba mirando al pasado”.
“Pasaje a la nostalgia”, está inspirada, sin vacilación, en el sentimiento del amor. Un amor intenso vivido por “Carlos”, el principal protagonista de la novela que viaja por un itinerario retroactivo, como si el ayer estuviera en el presente. Canedo, no cabe duda alguna, cumple la función narrativa con la máxima profundidad de medios poéticos para transmitir su trama argumental. Avasalla al lector hasta hacerle perder todo posible contacto con la desvaída realidad que le rodea.
El dolor hecho prosa, es construido con el calor interno de un sentimiento destruido, agónico, al extremo de referir la temperatura de una desesperada reacción, cuya escritura refiere aquella célebre canción de Jacques Brel, “Ne me quitte pas” El tema fue escrito tras la separación de Brel y Zizou.
En esta realidad los pensamientos por sí solos rozan la conciencia de la emotividad del lector. Ese es el génesis del nacimiento de una de las canciones más bellas y desesperantes de la historia del amor, la asombrosa “Ne me quitte pas'”. Casi una canción perfecta, para el pre-final casi perfecto de la novela de Canedo.
Es pues, esta obra, un examen sagaz de la conciencia creadora del artista, que pone en el lienzo la pintura de una presencia inolvidable, en la que camina “Carlos” que fue el resultado de la intimidad, de la emoción, de la ilusión de una realidad que se truncó. Un comienzo y un final encontrados, donde los lectores podemos disfrutar de la auténtica poesía hecha prosa, de emocionarnos en cada escenario. Prolija y clara narración junto la estructura del personaje, o los personajes, que rozan la perfección.
Y, simplemente, basta comentar la sensación indescriptible (¡vaya contradicción!) que nos acompañó durante todo el libro. Una sensación que estuvo presente durante toda la lectura. Es que somos espectadores del libro y podemos vivir el dolor de Carlos, quien sufre la presencia y la ausencia de un sentimiento, al extremo de ser capaz de ver y sentir hasta la pintura de las paredes, el movimiento de los árboles y hasta los pasos en las tablas del teatro.
“Pasaje a la nostalgia”, es una obra maestra y lo es tanto por la historia como por la forma de contarla. Canedo sumerge al lector totalmente, no sólo en su lectura, sino en lo que allí acontece. Todo esto es lo que la hace grande.
Portada de la obra
Por su carácter eminentemente literario esta novela es una obra en prosa en la que no se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o imágenes de sucesos o lances interesantes. Sus páginas se rocían de caracteres, pasiones, erotismo y costumbres, que en muchos casos sirven de insumos para la propia reflexión o introspección.
“No sabía que tendría que buscar y encontrar nuevas fuerzas, nuevos caminos para no perderme”, contextualiza Canedo.” No sabía que desde la oscuridad, tendría que levantarme y decirme a mí mismo, “¡ahí voy!”, destaca el autor. “No sabía que desde la oscuridad, tendría que levantarme y decirme a mí mismo, “¡!ahí voy!”, reitera Canedo. “No podría quedarme. Debía romper el pasaje a la nostalgia y seguir en el tren de la vida. Porque la vida continúa y se hace cada día, porque la vida sólo se expresa mediante su propia plenitud y para ella no es posible, no es suficiente, ninguna reconstrucción sumaria”, concluye.
Este libro se distingue por su carácter abierto y su capacidad para contener elementos diversos en un relato complejo. Este carácter abierto ofrece al autor una gran libertad para integrar a “Carlos”, personaje principal, e introducirlo por intermedio de historias cruzadas o subordinadas unas a otras.
“La estupenda arquitectura y el armonioso ensamblaje de cada uno de los componentes temáticos y discursivos hacen de “Pasaje a la Nostalgia” una Novela Lograda: una perfilada elaboración lingüística, la disposición de un orden narrativo propio, con una estructuración del tiempo y del espacio, de la información y de los silenciosos ordenados a través de la emoción poética y de una minuciosa operación intelectual en torno a una Historia de amor como símbolo trascendental, intensa, enfática y asombrosa que nos conmueve y apasiona”, puntualiza el crítico Mario Bordón.
“La Novela como “Espejo de la vida y de la sociedad”, requiere en la actualidad de un sin número de variables técnicas y estilísticas que hagan de su elaboración una buena obra narrativa En “Pasaje a la Nostalgia”, de Andrés Canedo conocemos la vital historia de un multifacético e inquieto personaje en busca de su verdad personal que construye de riesgo en riesgo, de amor en amor, su propio y singular cosmos vivencial”, agrega Miguel Lundin Peredo, crítico literario.
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