El potosí fue una moneda de mucho valor en la época colonial española de Bolivia, tenía un peso económico en su cotización monetaria como ocurre actualmente con el dólar estadounidense y el euro.
Olvidar a esta ciudad que creció al impulso de la plata colonial y al estaño republicano es imposible. De ahí la profusión de iglesias, monasterios y templos, de palacios y casonas con heráldicas que ostentaban el lujo y la prosperidad. Cada callecita tiene una historia que contar. La Calle de las Siete Vueltas, la Esquina del Ahorcado, la Calle de los Mercaderes. Las iglesias, con sus fachadas barrocas y sus retablos a todo lujo, son la consecuencia directa, por un lado, de la riqueza a manos llenas y, por otro, de la gigantesca afluencia de almas necesitadas de consuelo espiritual.
Mucho se ha escrito sobre Potosí y es famosa la leyenda que cuenta que, a fines del siglo XVI, el Inca Huaina Capac, señor del imperio inca que se extendía desde Quito, Ecuador, hasta Chile, visitó al Sumaj Orko -"cerro magnifico", en quechua-, y ordenó que se confeccionaran joyas de plata para su corte. Cuando comenzaron a extraer el mineral de sus vetas, una voz estruendosa les conminó a que se detuvieran: "No caven; no es para otros".
Existe en Potosí una infinidad de museos que guardan celosamente los testimonios de aquellos siglos de la plata, Tal vez uno de los más señalados sea el ubicado en la antigua Casa de la Moneda. Pocas edificaciones poseen tanta fuerza evocadora. De sobria factura, contrastante con las otras construcciones de la época, el llamado "Escorial Americano" sirvió de casa de moneda, fortaleza y prisión.
El espíritu anfitrión de Potosí se demuestra en su gente amable y hospitalaria. Su indumentaria puede distinguir la composición étnica de sus habitantes: algunos ostentan sus atuendos típicos de lana, que se remontan a la etapa precolombina o a una etapa más reciente; otros visten a la moderna, por lo general, los criollos descendientes de españoles.
Potosí fue testigo del nacimiento de Gesta Bárbara. Corría el año 1918 y un grupo de jóvenes intelectuales, creó este movimiento de características francamente sorprendentes. La bohemia literaria y periodística en Potosí adquirió resonancia nacional de 1918 adelante, al empuje de Carlos Medinaceli, José Enrique Viaña, Alberto Saavedra Nogales, María G. Gutiérrez, Armando Alba, Wálter Dalence, Fidel Rivas, Armando Palmero, Celestino López, Luis Subieta Sagárnaga y David Ríos Reinaga, quienes en tenidas literarias de trasnoche, degustando todos "Té con té", igual a una taza de té con su porción de singani de uva de Camargo, repetido hasta llegar a los sueños de grandeza y gloria literaria.
"EL POTOSI"
Fue una de las monedas más competentes en la economía bancaria. Su primer banco financiero y acuñación fue en la Casa de la moneda que queda actualmente en la ciudad de Potosí (Bolivia), gracias a ella la ciudad de Potosí de aquella época desarrolló la gran explotación de minerales como la plata en el Cerro Rico y por medio del gran desarrollo industrial, textil y laboral
Tal como ocurre actualmente con el dólar o el euro, si una persona de la nobleza en aquellos tiempos sin importar cuál era su lugar de origen deseaba comprar un traje de fina calidad y preguntaba cuanto valía ese traje, el vendedor le respondía: "Vale un potosí".
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